Provocar el error
Valerio
Scalabrelli, entrenador italiano, analiza
en exclusiva para La Pelota No Se
Mancha la defensa establecida por el
entrenador de la selección
argentina de fútbol sala,
Diego Giustozzi, contra el sistema
de portero-jugador utilizado por su
homónimo Cacau en
la selección kazaja durante el
partido del Grupo E del Mundial de
Colombia 2016.
Foto: FIFA |
En
la tarde colombiana del 12 de septiembre, cuando en España eran
las tres de la
madrugada, tuvo
lugar en el
Coliseo Bicentenario de Bucaramanga el segundo partido del Grupo E de
la Copa Mundial de Futsal entre Argentina y Kazajistán.
El partido finalizó con el resultado de
1 a 0 a favor de
la selección albiceleste,
pero más allá
del resultado en sí,
que parecía
improbable para
muchos, sí es de destacar el
método por el
cual el entrenador Diego Giustozzi pudo
lograr el resultado deseado. A partir de
lo que ha sido capaz de identificar, con la ayuda de los vídeos
en las redes sociales, el entrenador
argentino revolucionó
la defensa baja en una situación
de 5vs4 (para los
novatos: cuando los oponentes utilizan el portero-jugador), que
estamos acostumbrados a ver con un clásico
3-1 o un 2-2 bastante simétrico
en la propia mitad de campo. De manera similar, se acostumbra a
adoptar el modulo defensivo 1-1-2 a todo
campo, en ocasiones de salidas de presión
de los oponentes. Giustozzi hizo mucho
más.
Asumiendo
que Cacau, entrenador de Kazajistán,
adopta diferentes variantes del PJ (abreviación
de portero-jugador),
lo escogido por el DT brasileño es el que ve a Higuita posicionado
como playmaker
en su propia mitad, dos alas bajos
(Leo y Douglas), que ayudan al portero a pasar la pelota con más
seguridad, y dos pivotes móviles
(Dovgan y el capitán
Suleimenov), con la misión
de crear espacios para recibir
la bola en la
mitad opuesta del campo. En otras palabras, el 1-2-2 kazajo se
convierte en 1-2-1-1, con uno de los pivotes (Suleimenov), que llega
a ser intermedio, y el otro (Dovgan) que hace de
pívot puro,
moviéndose en
profundidad en ambos lados. Similar a lo que ocurre en una situación
clásica de
salida de presión.
Lógicamente,
Giustozzi estudió
una manera de utilizar el 1-1-2 y lo aplicó
a la defensa baja, al presionar
en medio campo y dejando un margen de
maniobra libre a Higuita, pero
(paradójicamente)
negando al mismo tiempo todas las posibilidades para pasar la pelota,
como normalmente hace con una clásica
defensa baja. Si usted ve,
Higuita no es capaz de jugar con los laterales bajos en la manera que
él está
acostumbrado.
El
lateral avanzado derecho de Argentina, Leandro Cuzzolino, provoca
en Higuita un estado de incertidumbre
causado por un defecto imprevisto en el sistema de juego kazajo
(provocado por los argentinos). Se
desprende poco a poco el hombre que estaba marcando (Leo) para
excluir el pase más
fiable (Higuita > Leo). En el mismo instante,
Suleimenov baja, proponiendo al portero una nueva solución
(jugar con él “a pared” o con Leo, que
se encuentra solo en la banda izquierda).
Pero la espera de Higuita es demasiado grande, por dos razones
relacionadas entre sí:
primero, el
juego de Kazajistán
es típicamente
esquemático (la
solución
propuesta por Suleimenov representa una variable raramente adoptada
en esas circunstancias) y segundo, Higuita
ya ha optado por una otra opción.
Además,
no hay que olvidar el límite de tiempo
permitido en su propia zona por el propio
portero. En esa situación, Higuita decide
superar la línea
de medio campo y
elige una
solución
obligatoriamente unidireccional,
donde puede creare espacio para el disparo a distancia (80%) o por un
pase en profundidad (20%). Los porcentajes no se han calculado con
precisión, sino
que son aproximados pero no aleatorios, ya
que sirven para aclarar las dos opciones posibles que el portero
tiene disponibles
después de haber
hecho el movimiento de regate, y la proporción
se basa en la
tendencia más
comúnmente
optada en una condición
problemática
similar a la presente. En ese momento, Cuzzolino deja definitivamente
Leo y va a presionar totalmente Higuita.
Cuando
Higuita comienza su carrera —proyectando
su mirada en el suelo y en la pelota—
Suleimenov entiende que la propuesta ofrecida por él ha sido
rechazada: la decisión de rechazar la opción del intermedio estaba
causada más por la necesidad de no transgredir la regla de los
segundos. La mirada de Higuita es típica de todos los jugadores que
están a punto de disparar desde una distancia considerablemente
lejana, sin
tener disponibles otras flechas en su
aljaba (es decir, no tenía
otras ideas de juego fuera de esta), y le
da a su destino toda la potencia de las
piernas que puede transmitir en la pelota y ese mínimo de precisión
que es suficiente para dirigirla entre los postes.
En
el momento en que el portero kazajo levanta la cabeza, se da cuenta
de que también
Rescia, como intermedio, se separa de su marca, y
crea una pared visual frente a él,
destinada a causar el error de Higuita. Esta elección tiene un
resultado positivo: con la carretera bloqueada frente a él, Higuita
trata desesperadamente una descarga lateral al único compañero que
está en su
dirección, Douglas (quien, sin embargo, está en una difícil
condición de
recepción), y convierte ese
riesgo en un mensaje de rendición frente a la defensa compacta,
ordenada y sincronizada de los argentinos.
Higuita,
contrarrestado eficazmente, impacta los pies de Rescia, perdiendo el
control de la pelota. Esta rebota hacia Alamiro Vaporaki, que
coloca en la puerta kazaja la pelota de la
victoria.
Valerio Scalabrelli
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