viernes, 23 de septiembre de 2016

Egipto da otra vuelta al Mundial

El Mundial de Colombia continúa con su particular naturaleza sorpresiva y deparó, una madrugada más, unas horas de locura en el tercer encuentro de la jornada, también el tercero que se marchaba a la prórroga tras el tiempo reglamentario. Egipto se desembarazó de cualquier opresión y aprovechó sus mínimas oportunidades para anotar y, a la postre, vencer a Italia, que llevaba 16 años instalada en las semifinales del torneo (3-4). Un torneo raro.


Lo impensable volvió a ocurrir en este campeonato mundial, que parece haber tomado carrerilla para volcar los corazones de los espectadores. Nadie esperaría que Egipto, selección que dejó dudas en la primera fase, acabaría batiendo a Italia, combinada que no dejó dudas en la fase primaria. Sin embargo, cualquier guión que se escriba antes de los partidos, en referencia a este torneo, quedará en papel mojado. Los africanos derrotaron a los europeos en la prórroga en un ejercicio de exquisita rentabilidad (3-4).

Lo primero que llamaba a la incomprensibilidad -al margen de que el canal Gol no ofreciera en directo el choque, sino con 15 minutos de retraso- fue que Italia llegara al tercer minuto del partido sin anotar gol (valga la redundancia) alguno. Al menos media docena de disparos, la mayoría protagonizados por Fortino y Lima, buscaron la portería de Gamal. El peso recaía sobre Italia de forma indiscutible, mientras los africanos apenas enlazaban una salida de balón decente. Todo estaba en las manos (y los pies) de la escuadra azzurra, como se presentía en los prolegómenos del choque.

Kaká también se animaba a la moda del disparo exterior para no perder la costumbre de mirar hacia la portería. Los de Roberto Menichelli dominaban el tempo del partido, algo que no era habitual en los últimos encuentros antes del Mundial. En ese momento, cuando uno empieza a mordisquear el dulce y se imagina el mordisco, llegó el bofetón egipció para despertar a los europeos. Moza, desde 10 metros, enganchó un gran disparo que se estrelló en el palo. En la siguiente jugada, apenas unos segundos después, Elashwal se envolvió en valentía para superar a su marca en el borde del área, ardua tarea por su cabeza de más en la altura, y cruzó el balón para superar a Mammarella. Poco duró la ventaja, pues nada más sacar de centro, Italia combinaría en tres toques para dejar a Murilo solo ante la línea de gol. Un espejismo. Un empate a uno.


Aunque la sensación de dependencia hacia Fortino era prácticamente latente durante cualquier momento del choque. El pívot acaparaba balón, espacio y tiempo en sus acciones, y en la mayoría de las acciones salía acertado. Fue uno de los pocos nombres que brillaron hasta el intermedio, hasta que volvió a aparecer Elashwal para modificarlo hacia sus intereses por segunda vez en el partido. Fue después de que Moza se gozara con una croqueta y le invitara a su compañero a impulsar la bola hacia la red. Antes, Eid ya había errado un 10 metros. El descanso no llegaría con una renta mínima para los egipcios, ya que los de Menichelli no abandonarían la primera parte sin nivelar el resultado. Fue Ercolessi, por un lado, y Gamal, por el otro, los que lo hicieron antes del intermedio.

El resultado no se movería y ambos conjuntos tendrían oportunidades para volver a adelantarse. No seria hasta poco menos de seis minutos cuando Essam agrandaría unos centímetros más la sorpresa y respiraría durante, exactamente, 58 segundos, lo que tardó Leggiero en volver a traer el empate a tres goles. Esta montaña rusa enfadó a Menichelli, que no dudó en pedir tiempo muerto para espabilar a los suyos y, de paso, echarles un rapapolvo. Algo les tocó dentro porque se movieron con más agilidad al volver a la cancha, como con más intención, como con ganas de ganar. Pero sin gol y, por tercera vez en la madrugada, el choque se iba más allá de los 40 minutos reglamentarios.

Y por cuarta ocasión, Egipto se adelantaría a pesar de que el merecimiento no les acompañaba en demasía (dispararon casi tres veces menos que los transalpinos). Fue Elashwal quien completaría su particular tripleta tras regatear a Mammarella. Los transalpinos mantuvieron la lengua fuera durante tres minutos, con portero-jugador y con desesperación, pero aquello no posibilitó embocar y los europeos protagonizaron la segunda gran sorpresa del campeonato. La Azzurra no se perdía unas semifnales desde Guatemala, en el año 2000, y se quedaron en el camino ante la inesperada clasificación egipcia, a quien espera la expedición argentina en cuartos de final.

Antonio Pulido
Foto: FIFA

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