El cabezazo de Bakero obró el milagro que desembocó en Wembley. Como el 'Iniestazo' de Stamford Bridge pero con mayor calado en la historia del club, aquella diana dio vida a Cruyff.
“Sin la ayuda de Dios no se llega a ninguna parte. Hemos jugado el peor partido pero la suerte ha sido decisiva. Ahora sí que tengo muchas esperanzas de ganar la Copa de Europa”. Johan Cruyff, sonrisa nerviosa como pocas veces se le vio, admitió en los pasillos del Fritz Walter Stadion que la fortuna había vuelto a visitarle en el momento preciso. Aunque esta vez fue en el prólogo de una obra inolvidable, la que acabaría 195 días después en el viejo y legendario Wembley.
Hoy, 6 de noviembre de 2011, se cumplen veinte años de la derrota más dulce. Es el aniversario de un gol imposible, un vuelo de Bakero que convierte el nombre de Kaiserslautern en mítico para la historia del Barça. Aquella noche no sólo se salvó de la eliminación en el último suspiro, sino que con su clasificación, con ese 3-1, evitó que el Dream Team pudiera hundirse antes de conquistar la gloria.
La ayuda de Dios, como dijo Cruyff, acudió al auxilio blaugrana en el momento más dramático. De hecho, el mismo Zubizarreta que sufrió una falta en el 1-0 y quedó clavado en el 3-0, salvó dos remates envenenados que hubieran trasladado la eliminación a la categoría de humillación. Vestido de naranja y rojo de la ira, un empujón a Nadal en el minuto 89 dio paso a un milagro quizá poco conocido en el presente triunfal del Barça pero que explica, sin duda, el significado de las 'urgencias históricas'. Para redondear el milagro, porque el partido no acabó con el vuelo de Bakero, apareció otra vez, salvador y no suficientemente elogiado entonces, Zubi en el minuto 92 para sacar una mano milagrosa a un cabezazo de Haber. Encajó tres goles en siete remates pero aún fue trascendental, casi tanto como el '6' de Goizueta para sobrevivir en el 'Infierno de Betzemberg'.
Como Iniesta en Stamford Bridge, Bakero muchos años antes logró un gol legendario y trascendente. Quien sabe si cambió la historia del club evitando el KO del Dream Team y dándole vida a Johan Cruyff, a su filosofía y apuesta. El Cruyffismo murió, también por detalles, en la primavera de 1996, pero para entonces, aunque muchos quisieran enterrarlo, aquel sistema ya estaba llamado a ser el ADN del Barça.
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