Movistar Inter 6-5 Catgas Energía Santa Coloma || El equipo madrileño se muestra muy vulnerable respecto a la imagen de los últimos meses y a punto está de descalabrarse ante un Santa Coloma que batalló como si no tuviera que hacer frente a las adversidades, en otras palabras, una plantilla corta y sin Rafa López. Hubo partido hasta el final incluso cuando parecía encaminado a perderse al fondo del túnel (fotografías: LNFS).
Todo hacía indicar a la llegada a Ciudad Real que el Inter, con el plantel al completo y en estado óptimo, activara el botón de apisonadora durante los 40 minutos y dejara al equipo catalán planchado sobre la pista azul de la LNFS. Contra todo pronóstico, un aguerrido Santa Coloma se hinchó a hilar jugadas, tanto de juego directo como combinativo, y le echó frente a su adversario, destemplado por el nuevo enigma que tenía que resolver —y que no hizo en la eliminatoria de Copa del Rey—.
Además, la costumbre hacía acto de presencia en Ciudad Real, transformada durante unos instantes en el Pavelló Nou. Prieto, que ya se sabe que en el Quijote Arena mide dos metros más, sirvió un balón hacia la cabeza de Dani Salgado, quien peinó la pelota y despeinó a Jesús Herrero —no fue uno de sus mejores partidos—. Aquello insufló cierto aire místico, típico de estas citas, algo que pareció completarse cuando la fortuna se alió con el cuadro catalán al poco tiempo, el justo para que Bruno Taffy, sin ninguna oposición, dirigiera un remate al palo. ¿Habría más sorpresas?
Al Inter le costó amoldarse al partido, como si se le hubieran colado migajas entre la ropa. No terminaba de ajustársela. Mientras tanto, Lucas visitaba a Herrero una vez más, sin acierto. Borja desperezaba un poco a su equipo y Ricardinho, en otra acción, lanzó la pelota alta. La intensidad del partido se traducía en el comportamiento de Prieto, adelantado y dispuesto a hacer las coberturas. Al Catgas no le importaba el qué dirán, sino el desfallecer en la cancha y evitar que esta lo engullera. Una actitud ciertamente heroica, como su partido. Estaba confiado hasta que aparecieron las estrellas adversarias. Rafael, en modo abusón, detuvo el tiempo en la frontal y dejó pasar a jugadores blancos, presos de la aceleración. Paró, vio y marcó. A la escuadra. Unos 30 segundos después, Taffy completaría la remontada empujando un balón a la red.
Se percibía que el cuadro catalán se vendría abajo anímicamente y terminaría sepultado sobre la avalancha que, poco a poco, se cernía sobre sus intereses. Nada más fuera de la realidad. Aguantó, muchas veces favorecido por los altibajos del juego, y llegó al descanso manteniendo la renta. Lo consiguió durante varios minutos de la segunda parte hasta que volvió a llegar la fortuna. Otro balón en largo (ADN colomense) y otro cabezazo —esta vez de Ricardinho— fue la forma en la que llegó el empate a dos. Raras veces se había visto al portugués introducir el esférico en el arco que no fuera el contrario, pero una mala salida de Herrero propició que se alinearan los planetas. Nada más sacar de centro, pidió la pelota y, en el mismo minuto, el Inter trenzó dos jugadas rápidas con el mismo resultado: O'Mago anotando a puerta vacía.
Otro golpe psicológico. Dos goles de renta. Demasiada cuesta para el Santa Coloma. Pero una vez más, mordiendo los dientes como si les fuera la vida en ello, fueron autores de combinaciones sencillas y efectivas. El papel de Maxi Rescia en esa transición entre caer en la profundidad o resurgir de las arenas fue crucial. Se ofreció, buscó espacios y motivó a sus compañeros. Así llegó una clara ocasión de Pablo del Moral u otra del propio argentino, que se aprovechó de una gran acción individual de su compañero Sepe para plantarse solo, aunque escorado, ante Herrero. Eligió disparar en vez de ceder a su compañero Dani Salgado, que venía sin oposición al costado contrario. Y paró Herrero. Uy.
No vendrían ahí los goles, pero la reacción sería instantánea, en apenas dos minutos. Sergio y Rescia equilibrarían de nuevo el resultado. Otra vez contra pronóstico. La afición del municipio barcelonés se hizo grande y contagió al resto de los que ocupaban la instalación, deseosos de que otro grande cayera en el feudo manchego. Gadeia se encargaría de, con un derechazo a la escuadra, añadir ventaja. Parecía definitivo, a pesar de que Óscar Redondo sacó portero-jugador cuando faltaban tres minutos. Sus buenas estratagemas le permitieron crear un par de oportunidades meritorias, claras, sin que acabaran en tanto. A la tercera, Ricardinho sí que acabó por completar su triplete con total rostro de alivio. No era para menos después del sufrimiento vertido.
Javi Rodríguez maquilló el resultado. A falta de 14 segundos. Entonces, sin explicación aparente, el marcador reflejó minutos en vez de segundos y el tiempo pasó lento, literalmente, hasta que el árbitro de mesa —que dejó correr unos 30 segundos más de lo reglamentario— aireó sus brazos en signo de final, entre pitos de la grada y protestas de los jugadores. Fue un final esperpéntico y tenebroso, digno del papel del Inter, salvado en la oscuridad por el brillo de sus figuras.
Antonio Pulido Casas@Ninozurich
Ficha técnica:
Movistar Inter: Jesús Herrero; Lolo, Daniel, Ricardinho y Rafael —quinteto inicial—; Pola, Rivillos, Taffy, Borja, Ortiz y Gadeia.Santa Coloma: Prieto; Pablo del Moral, Dani Salgado, Sepe y Rescia —quinteto inicial—; Javi Rodríguez, Corvo, Javi Rangel y Sergio.
Goles: 0-1, Dani Salgado, min.3; 1-1, Rafael, min.13; 2-1, Taffy, min.13; 2-2, Ricardinho (p.p.), min.25; 3-2, Ricardinho, min.26; 4-2, Ricardinho, min.27; 4-3, Sergio, min.27; 4-4, Rescia, min.29; 5-4, Gadeia, min.33; 6-4, Ricardinho, min.40; 6-5, Javi Rodríguez, min.40.
Incidencias: Partido correspondiente al último cuartos de final de la XXVIII Copa de España, celebrado en el Pabellón Quijote Arena ante más de 4.000 espectadores.
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