Plásticos Romero Cartagena 3-4 ElPozo Murcia || Los charcuteros se llevan un derbi emocional que fue electrizante tras el descanso, justo el factor diferencial que llevo al equipo de Duda a ofrecer dos versiones: una, la primera, dominante y sin preocupaciones, y otra, la segunda, con temblores en las pantorrillas. Los locales se subieron a su chepa y sólo un error de Rahali les privó de seguir soñando con puntuar (fotografías: Ginés Rubio/EPD Murcia).
Un derbi sin tanto brillo como los de antaño acudía al Wssell de Guimbarda con la ilusión de retomar la emoción. Un encuentro entre vecinos, pasara lo que pasara, nunca debía perder esa taquicardia tan característica. Marinovic ayudó, a los 40 segundos, a encender los ánimos. Una gran jugada del croata y el apoyo con Álex permitió subir el primer tanto en el marcador. Con el partido encarrillado desde el principio, el ElPozo se mostraba cómodo en sus acciones. Creaba peligro con la estrategia (Bebe), desde lejos (Matteus) o desde cerca (palo de Pito). Era un choque tranquilo para los capitalinos.
Al menos lo parecía por el número de acercamientos y por el dominio del espacio de forma evidente. El Plásticos Romero Cartagena no podía contenerlos y apenas se asomaba a la meta de Fede mediante el descaro de Juanpi o alguna acción aislada de Jesús Izquierdo. Mientras tanto, el ElPozo estaba tan fresco que parecía levitar sobre la pista. En esa animosidad, Elías filtró un pase desde la banda derecha hacia el centro, donde Raúl Campos golpeó con la derecha y el rechace de Raúl Jerez le cayó a su izquierda —porque lo buscó, ante la pasividad de la defensa local— y remachó al arquero, que había intervenido en demasía, para firmar el 0-2.
Iba tan sobrado el ElPozo que se permitía el lujo de que entrara el canterano Darío, otra muestra más de la fábrica de talento que hay instalada en Murcia. Conforme se acababa la primera parte surgió el mayor peligro local, sobre todo en las botas de Juanpi, el más diferente. Una parada de Fede al exElPozo y otra a una volea de Rodri no sólo no recortó distancias, sino que permitió aumentar la ventaja a Bebe, cuyo pase lo desvió Josema hacia su propia portería. Era el culmen de la crueldad, aunque nadie podía negar que fuera no fuera un resultado justo.
La vuelta de vestuarios puso de relevancia un hecho más que probado: el fútbol sala es un deporte cojonudo. De nada sirve el control durante 20 minutos si no eres capaz de contener tres de euforia. Y en eso se sostuvo el Cartagena, que empató el encuentro con tres acciones de pundonor. Primero, Elián embocaba un preciso pase de Juanpi; después, era el propio ala el que clavaba una falta indirecta en la escuadra, y, por último, Josema completaba la machada al cazar una volea perdida cerca de Fede. El éxtasis en La Bombonera era ya una realidad y se seguía soñando.
De hecho, se acrecentó cuando a falta de 12 minutos el visitante ya había cometido la sexta falta. Para entonces, el Cartagena iba por debajo en el resultado al introducirse Rahali otro gol en propia puerta —este más clamoroso y desgraciado—. Juanpi tuvo la oportunidad de devolver la igualada, pero la maniobra de Fede, en retroceso, le despistó, y acabó fallando. Entonces se produjo un período de tranquilidad con mayor peso del ElPozo, que quiso frenar el ímpetu rival. Lo consiguió y a punto estuvo de incrementar su ventaja con un disparo de Elías que sacó rápidamente Raúl.
Lo más noticiable que ocurrió fue al final, cuando Enrique se vistió de portero-jugador e intentó la machada a falta de 160 segundos. No supieron atacar la defensa rival y terminó el partido sin la pelota en los pies y sin meter miedo a Fede. Sin sumar tampoco.
Los murcianos es mantienen en tercera posición y recortan puntos al líder —que cayó ante el Barça—, mientras que los de la ciudad trimilenaria notan cada vez más calor desde abajo, ahora con el descenso a cuatro puntos.
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