sábado, 29 de abril de 2017

Fuegos artificiales en La Salobreja

Jaén Paraíso Interior 4-3 FC Barcelona Lassa || El conjunto andaluz consigue la primera victoria de su historia en Primera División contra el equipo blaugrana y pone el broche de oro a una temporada en la que acaba en cuarta posición de la fase regular. En un encuentro que tuvo de todo, los amarillos fueron más certeros a la hora de noquear a su adversario y se lleva tres puntos decisivos para la autoestima del grupo (fotografías: Pedro Jesús Chaves/Jaén FS).


Lo que sucedió en La Salobreja es digno de estudio. Y de júbilo. Fue uno de los partidos más emocionantes que se recuerda en el pabellón jiennense, que es algo a destacar teniendo en cuenta las grandes efemérides que este equipo ha protagonizado en el último lustro. La más reciente, una emocionante victoria ante el FC Barcelona Lassa, que si a este cronista no le fallan las cuentas, sería la primera en Primera División ante el combinado de Barcelona, el mismo que ha adquirido el adjetivo de todopoderoso desde hace, aproximadamente, siete años. Hasta llegar a este punto ocurrieron una serie interminable de desdichas que encendieron el público hasta el estallido final en un escenario que bien mereció fuegos artificiales. Algunos se los imaginaron.

El inicio, sin que nadie pueda negarlo, fue chisposo. La intensidad y el ritmo que ambos insuflaron al juego avivó los ánimos de las gradas, que veía un bellísimo espectáculo en el que su equipo, el Jaén Paraíso Interior, era tan agresivo y mordía de tal forma que convertía todas las vibraciones en positivas. Era una especie de espasmo repentino, eléctrico y, sobre todo, con mucha fe. Aunque el primer aviso fue de Joselito, sería el local el que abriera el melón: Boyis, imperial como el resto de la temporada, robó una pelota y con la velocidad de un galgo se apoyó en Chino para construir un contragolpe que desarboló toda la defensa blaugrana. El cordobés la empujó e inauguró el marcador de la misma forma que estallan esos tubos de confeti al retorcerlos.

La grada estaba a gusto y la inercia del juego del equipo acompañaba. Vitoreaban a sus deportistas con ánimo, incluso en el fallo, porque veían que generar peligro a un mastodonte debía servir más de incentivo que de castigo, por lo que cuando un disparo de Javi Alonso se marchó alto lo animaron a más no poder. Con suerte se repetiría. La defensa andaluza estaba brillante. Certera en las coberturas y precisa en el corte de balón: desactivó el peligroso 1vs1 de los catalanes, especialmente con Dyego, Joselito y Roger —extraño que este último juegue tan poco—. Entre el ambiente y la intensidad contraria, el Barça estaba desorientado sobre el parqué. Incluso superado.



Necesitó de sus dos mejores hombres, Dyego y Ferrao, para despegarse de la presión jiennense. El ala conectó un chut que se marchó rozando el palo, mientras que el pívot, con su simple caracoleo, hizo temblar a los aficionados. Eran los primeros avisos de las espadas catalanas, cuyo mayor característica es que pueden permitirse no jugar bien y anotar goles. Así lo hizo Ferrao: recibió un balón en banda derecha y, cuando todo el mundo esperaba de todo menos un remate, pues estaba lejos y esquinado, se revolvió como si tuviera ruedines en las suelas y conectó uno directo a la escuadra del segundo palo. Calló a La Salobreja. Parecía un sueño. Era increíble. Pero fue tan real que el silencio lo inundó todo.

Al descanso se llegó con un Barça calmado y centrado en que lo peor ya había pasado. Aunque Batería —casi inédito— y Sergio Lozano estaban faltos de ritmo, el escenario parecía propicio a que en alguna acabaran acertando. El propio Ferrao lo intentó de tacón en la frontal del área, un disparo durísimo al que respondió Dídac tan bien como tiene acostumbrados a los jiennenses. Esto es, genial. Sería la primera de muchas en la segunda parte. Una diagonal de Adolfo volvió a probar al meta y una volea de Joselito halló a Roger en el segundo palo, que no pudo dirigir la pelota cuando no tenía oposición ante la fuerza de aquel proyectil. Los catalanes tenían el mando controlado. El de la Play.

El encuentro se focalizó en Dídac, curiosamente en propiedad del Barça. El Jaén se asomaba tímidamente con una picada de Campoy (otro exBarça) que sacó Roger con la cabeza o un centro-chut de Mauricinho que oxigenó a los locales. Se entró entonces en otra fase de brío amarillo. Un mal pase de Juanjo fue interceptado por Mauricio y Dani Martín creó peligro al ciezano, mientras que Chino disparó desde su área y el propio Juanjo tuvo que sacar una mano milagrosa (y dolorosa) para salvar el gol. En ese repunte, Ferrao volvió a bajar el volumen con una triangulación con Dyego. Adelantó a los suyos y, casi seguido, su socio de Palmitos anotaría el tercero en una jugada de banda en la que necesitó rematar dos veces —la última desde el suelo— para que el esférico entrara con remordimientos en la portería. El 1-3 no bajó los ánimos de La Salobreja y entendió la escena como un momento de resurgir: hacerse imponente en el hundimiento.


Un penalti sobre Solano (transformado por él mismo) les dio la razón a todos los que llevaban la camiseta aceitunera. Era posible una remontada. Estaba cerca y, lo mejor, quedaban cinco minutos, lo que en lenguaje deportivo es sinónimo de "da tiempo a tó". Dato importante: la infracción fue cometida por Lozano y vio una tarjeta amarilla.

Otro tipo de fuegos —los siguientes, más bien temperamentales— acudieron sobre el parqué en una jugada que condicionó el resto del partido. Sergio Lozano conducía la pelota con velocidad y en el contraataque golpeó a Boyis, que quedó tendido sobre el suelo. Unas décimas de segundo después, Dani Martín entró por detrás sobre el Búfalo, que también cayó sobre la pista. En estas arribó Rafa López ávido de emociones fuertes y tocó (es difícil calcular la potencia de esa acción) al salmantino, que como un efecto dominó también terminó acostado. Entre tanto, la grada seguía gritando, esta vez con no muy buenas palabras para los árbitros. El entuerto acabó con la segunda tarjeta amarilla para Lozano y superioridad amarilla, que en la primera acción embocó por medio de Dani Martín. Era el empate y la fiesta.

El Barça dilapidó su ventaja por dos errores y la fragilidad mental estaba en entredicho (otra vez) con un pabellón encendido, creyente, entregado. A falta de dos minutos, Dyego se puso la zamarreta de portero-jugador y Ferrao, antes héroe, se convirtió en villano para su propio equipo: cometió la cuarta, quinta y sexta falta, lo que desembocó en un lanzamiento de 10 metros, lo que le faltaba a la hinchada para seguir botando (con la esperanza de que fuera de alegría). Con 20 segundos por delante, Solano se mostró infalible, aunque con suspense, y dio la victoria a su equipo y a su club al morder cuando el Barça se mostraba dubitativo. El colofón a una temporada magnífica.



De esta forma, el FC Barcelona Lassa es segundo en la tabla a la espera de lo que haga el ElPozo Murcia este sábado en su partido ante el Ribera Navarra, con posibilidad en que sea adelantado por una victoria charcutera. Mientras tanto, el Jaén Paraíso Interior iguala su mejor posición en una fase regular, la cuarta, y se enfrentarán al Magna Gurpea Navarra en las eliminatorias por el título.


Dani Rodríguez y Andreu Plaza analizaron el encuentro



Antonio Pulido Casas@Ninozurich


Ficha técnica:
Jaén FS: Dídac; Boyis, Mauricio, Chino y Mauricinho —quinteto inicial—; Fabián, José López, Dani Martín, Javi Alonso, Jordi Campoy y Solano.
FC Barcelona: Juanjo; Marc Tolrà, Roger, Adolfo y Joselito —quinteto inicial—; Aicardo, Dyego, Sergio Lozano, Batería, Rafa López y Ferrao.
Goles: 1-0, min.3, Boyis; 1-1, min.15, Ferrao; 1-2, min.31, Ferrao; 1-3, min.34, Dyego; 2-3, min.35, Solano (penalti); 3-3, min.37, Dani Martín; 4-3, min.40, Solano (10 metros).
Árbitros: Delgado Sastre y Rabadán Sáinz (Valencia) amonestaron a Mauricio, Dani Martín, Dyego, Rafa López, Ferrao y expulsaron, por doble amonestación, a Sergio Lozano.
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima jornada de la Liga Nacional de Fútbol Sala, celebrado en el Pabellón de La Salobreja ante 1.200 personas. Se guardó un minuto de silencio al inicio del partido en memoria del padre del presidente de la Diputación de Jaén, Francisco Reyes.

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