Para muchos, es un loco. Para sus amigos, objeto de burla algunas veces y enciclopedia a la que recurrir cuando no se sabe algo otras, y su madre y su novia, que son las que sufren sus ‘colecciones’, ya se han acostumbrado a vivir entre camisetas, partidos en DVD, entradas, libros, y tantos y tantos recuerdos relacionados con el mundo del fútbol. No es locura, es pasión.
David Rodríguez es un chico normal, de un barrio normal, con un trabajo normal. Es profesor, esperando a aprobar las oposiciones que le den una plaza fija. Ese es su trabajo, pero su principal hobbie, es sin duda el fútbol. Jugador de fútbol sala aficionado, desde que era un adolescente se ha dedicado a guardar y recopilar todo lo relacionado con el mundo del fútbol. “Con las camisetas empiezas casi sin querer, pero se ha convertido en un vicio. Ahora, cuando alguien viaja a algún sitio, le pido que me traiga la camiseta de allí”. Liverpool, Bayern Munich, Milán, Selección Española, portuguesa, brasileña, inglesa, italiana, y muchas camisetas del Barcelona, club del que es seguidor. En total, más de 40 camisetas de fútbol. David resopla cuando ve todas apiladas y le preguntamos por el dinero que lleva gastada en ellas. “Pues una barbaridad, y eso que muchas son regalos, porque la gente aprovecha para tu cumpleaños, reyes y esas cosas. Lo tienen fácil, afirma. De todas las camisetas que tiene, hay muchas que se le han quedado pequeñas y ya no usa, pero hay una a la que le tiene especial cariño. “Sin duda, la camiseta de España del Mundial del 94, sobre todo porque fue una gran decepción para todos por cómo caímos...”
A pesar de que muchos le dicen que está loco, a David le encanta su ‘hobbie’. “No te las pones todas, pero siempre es bonito verlas, aunque mi novia ya me ha dicho que cuando nos vayamos a vivir juntos, se quedarán aquí”. Eso está por ver.
BORJA DE MATÍAS |
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